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A Fernando Giraldo le entregaron un negocio en quiebra, y él lo convirtió en Materiales y Racores, un reconocido local en Medellín que compra toda la mercancía de contado.

A Fernando Giraldo le entregaron un negocio en quiebra, y él lo convirtió en Materiales y Racores, un reconocido local en Medellín que compra toda la mercancía de contado.

Hace 17 años, Fernando Giraldo compró un negocio quebrado. Era una oportunidad y al mismo tiempo un gran desafío, ya que el lugar tenía una deuda de 45 millones de pesos. Tenía un largo y empinado camino por delante. “Éramos sólo tres personas y desde que arrancamos, cero kilómetros, pusimos una regla: compraríamos toda la mercancía, hasta el último peso, de contado”.

Comprar de contado implicaba adquirir sólo pocas cantidades, pero esto a Fernando no le importaba. Con paciencia y empeño, logró sacar adelante su negocio. Para conseguirlo, vendió su casa y el carro. Todos en su familia pusieron algo. Sus dos hijos, de 30 y 28 años, trabajan con él y seguirán su legado.

Así salió adelante. Hoy tiene un reconocido negocio, donde sigue imperando la ley del contado, y en el que se consigue un variado surtido, entre el cual sobresale la oferta de repuestos. Fernando siempre está al tanto de las novedades: “En este negocio hay que estar actualizado porque todo el tiempo salen al mercado productos distintos”. Éste es el caso de las nuevas válvulas de Grival, que la marca acaba de lanzar al mercado. Fernando dice que estas válvulas de bola son muy livianas, muy económicas y tienen la garantía de una marca de mucha tradición, como es Grival.

Estricto y constante, así se define este paisa, hincha fervoroso del que califica como el mejor equipo del mundo: el Independiente Medellín. Pero son pocos los momentos de descanso que tiene Fernando. “Uno tiene que estar pendiente de todo si no quiere que el negocio se venga abajo”, dice.

Uno de las cosas que más cuida en su negocio es que todos los clientes, por pequeños que sean, se vayan satisfechos. “Que así vaya va a comprar un repuesto de 1.000 pesos, salga con una sonrisa”. Ese trabajo que se hace desde el mostrador es indispensable, según cuenta, para que el cliente que sale por su puerta, vuelva a entrar algún día. “Aquí, en Materiales y Racores, a pesar de la cantidad de trabajo, mantenemos siempre el optimismo. Si ayer nos fue mal, mañana nos irá mejor. Y le damos pa’lante” con paciencia y empeño logró sacar adelante su negocio, para ello vendió su casa y el carro.

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